ESTAMOS PREPARADOS PARA UNA CATÁSTROFE

27 de Abril de 2020 Antonio Rodríguez Martín

Sin electricidad, sin internet... ¿Está preparada tu ciudad para una catástrofe?

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En 2010, un devastador terremoto de magnitud 8,8 en la escala de Richter sacudió Chile, dejando medio millar de muertos  y las infraestructuras de grandes ciudades y pequeños pueblos dañadas. Un lustro después, el país sudamericano volvió a sufrir un seísmo de magnitud 8,3 que dejó una decena de fallecidos.

Pese a los daños materiales y personales, Chile ha demostrado una extraordinaria capacidad de recuperación ante estas catástrofes. En Haití, más de 100.000 personas perdieron la vida en un terremoto de magnitud 7.

Sin embargo,  la ciudad chilena de Concepción no solo sufrió cortes de agua, electricidad, comunicaciones y transporte público en el terremoto de 2010. “En Concepción tuvimos dos terremotos: el de 8,8 y el terremoto social — saqueos, incendios provocados… Creo que la última afectó a nuestra alma violentamente”.  Álvaro Ortiz, alcalde de la comuna de Concepción, explica así las consecuencias de un seísmo que los ciudadanos sobrellevaron mejor gracias a que la radio Bío-Bío continuó las retransmisiones.

Junto con Concepción, Cali (Colombia), Nueva Orleans (Estados Unidos), Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Surat (India) e incluso Madrid forman parte de la veintena de ciudades que la Rockefeller Foundation y la firma de consultoría Arup han estudiado para desarrollar el City Resilience Index (Índice de Resiliencia de las Ciudades).

Esta nueva herramienta ‘online’ que acaban de estrenar pretende comprender mejor las urbes para asesorarlas en materia de resiliencia, fijándose como objetivo que ninguna sufra un colapso urbano ante sucesos inesperados. En un mundo en constante urbanización, a los desastres naturales o las posibles pandemias se suman los riesgos de las crisis sociales (especialmente preocupante es ahora la de los refugiados) y económicas.

Un completo test virtual para saber si tu ciudad resiste

“Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”. Esta es una de las acepciones de la Real Academia Española sobre el término ‘resiliencia’, un concepto repetido en los últimos tiempos por políticos, deportistas, gurús de la autoayuda e incluso urbanistas.

La Fundación Rockefeller ha trasladado el término al ámbito urbano para referirse a la capacidad de los individuos, comunidades, instituciones, negocios y sistemas para adaptarse a situaciones en las que todo parece a punto de colapsar.

En el mismo sentido, el programa de ciudades resilientes de ONU Hábitat se encarga de proveer a gobiernos nacionales y locales de herramientas para medir y aumentar la resiliencia frente al impacto de múltiples amenazas, entre ellas las relacionadas con el cambio climático.

“La resiliencia trata de reconocer que nosotros estaremos preparados para cualquier cosa que suceda. Necesitamos crear ciudades que funcionen bien hoy y que continúen funcionando independientemente de lo que ocurra. Puede ser la llegada de 200.000 refugiados, una gran inundación o una recesión económica”, ha explicado Jo da Silva, directora de desarrollo internacional de Arup.

Los usuarios que deseen medir la resiliencia de una ciudad con esta herramienta deben  responder a 156 preguntas sobre problemas relacionados con 52 indicadores y enmarcadas en cuatro áreas diferentes  (salud y bienestar, economía y sociedad, infraestructura y ecosistemas, y liderazgo y estrategia).

La distribución de las zonas verdes, la planificación urbana o la cobertura de los seguros de hogares y empresas ante una posible catástrofe son algunas de las cuestiones que plantea este test a los usuarios. 

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Foto: City Resilience Index

Con todas las respuestas obtenidas, el sistema devuelve un perfil de resiliencia: en lugar de poner una nota global a la capacidad de adaptación de una localidad, la web crea una completa infografía de su sistema inmune.

En el caso de Concepción, el análisis permite apreciar de un rápido vistazo que el bienestar o las estrategias de la ciudad son adecuadas, pero que la infraestructura es uno de sus puntos débiles (por ejemplo, la continuidad de los servicios en momentos críticos no es uno de sus fuertes).  Hong Kong, Liverpool o la localidad tanzana de Arusha también han probado ya este índice, lo que demuestra que puede aplicarse a cualquier tipo de urbe del mundo.

 Foto: City Resilience Index

Según Arup, el objetivo de su herramienta no es juzgar los municipios o compararlos, sino crear una comunidad de usuarios que traten de mejorar el suyo y compartan su experiencia con otros.

De hecho, cualquiera que lo desee puede utilizar esta herramienta incluso de forma colaborativa. Eso sí, para que el análisis sea oficial, el sistema pide confirmar si el gobierno municipal es consciente de esta consulta.

Por ello, universidades, organizaciones no gubernamentales u otras asociaciones de ciudadanos son los más indicados para usarla y detectar las vulnerabilidades del lugar en el que viven. Las mejoras futuras de la plataforma permitirán además a los usuarios proponer soluciones urbanas que puedan influir en las acciones del gobierno municipal para lograr que sea más resiliente.

 

 

 

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Foto: Puerto Alegre | Wikimedia Commons

Además de esta iniciativa, la Fundación Rockefeller lanzó en 2013 su programa ‘100 ciudades resilientes’ con el objetivo de ofrecer asistencia a las urbes de todo el mundo para que estén más preparadas a los retos económicos, sociales y físicos del siglo XXI. A principios de año, la ciudad brasileña de Puerto Alegre se convirtió en la primera de América Latina en adoptar un plan municipal de resiliencia guiada por esta institución.

Teniendo en cuenta que algunos defienden que la crisis es la nueva normalidad, parece lógico pretender que las urbes del futuro estén mejor protegidas ante posibles riesgos ahora que la red de redes permite que todas compartan sus conocimientos.